“Limosnas para reposición de los edificios del Oratorio y Casa de ejercicios”


 “Limosnas para reposición de los edificios del Oratorio y Casa de ejercicios”
 
Jesús Salvador Romero Aldama

El impacto de los tres sitios militares que tuvo la Angelópolis durante 1856 produjo un drástico cambio en el panorama de la ciudad, pues muchos de sus edificios de estilo novohispano fueron gravemente dañados por el enfrentamiento entre liberales y conservadores. 

El primer asalto a la ciudad de los Ángeles fue en enero de 1856, cuando las filas de los conservadores lograron hacerse del control de la capital con relativa facilidad. El segundo momento de tensión y destrucción urbana de la ciudad de Puebla tuvo lugar en marzo, cuando se preparó la contraofensiva de los liberales, quienes lograron salir victoriosos sobre las tropas conservadoras.[1] Sin embargo, el tercer episodio de enfrentamientos militares en la capital poblana librado entre el 25 de octubre y el 5 de diciembre fue “un asedio fuerte y destructor”, resultado del desconocimiento de los conservadores al gobierno de Ignacio Comonfort y la abolición de la Ley de Desamortización.[2]

Las batallas entre liberales y conservadores de 1856 en Puebla también causaron destrozos en el Oratorio de San Felipe Neri. Reseñas de lo ocurrido durante las campañas militares relatan cómo, durante el segundo asedio a la Angelópolis, las tropas sitiadoras (liberales) instalaron cañones en las calle del Ejido desde donde bombardearon edificios como San Agustín y el complejo edificado de los padres filipenses.[3]  Por sus dimensiones, los edificios religiosos eran utilizados por sitiados y sitiadores como cuarteles, dado que eran idóneos para resguardar grupos numerosos de personas y los caballos de las tropas.[4] El Oratorio de San Felipe Neri fungió como cuartel de los conservadores y por esa razón fue blanco de ataque durante el sitio de marzo de 1856.

Durante el tercer sitio a la ciudad de Puebla (octubre-diciembre de 1856), el Oratorio de San Felipe Neri fue también cuartel de las tropas conservadoras que resistían al sitio militar impuesto por los liberales. La lucha y la utilización de artillería terminaron por destruir el campanario filipense el 15 de noviembre.[5] Sin embargo, la destrucción de los inmuebles oratorianos continuó en los días posteriores, pues en los días posteriores se libraron combates en el claustro y Casa de Ejercicios de la Concordia. Antonio Carrión opinaba que los hechos ocurridos en los espacios del Oratorio habían sido “de los más sangrientos del sitio”.[6]

Los documentos del Archivo Histórico de San Felipe Neri de Puebla, resguardan testimonios escritos de las consecuencias de los sitios militares de 1856. Este es el caso del expediente “Oratorio de N.P.S. Felipe Neri de Puebla. Cuenta general de sus propios rentas y limosnas…”,[7] que muestra la organización de los religiosos filipenses y su feligresía para la reconstrucción de los espacios oratorianos. En el documento en cuestión se anota que entraron al Oratorio 551 pesos y 7 ¼  reales “que se colectaron de limosnas para la reposición de los edificios del Oratorio y Casa de Ejercicios, sumamente estropeados por los proyectiles de guerra en los tres asedios sufridos por la plaza en el año de 1856”.[8] El ornato y la dignidad del culto divino fue una preocupación constante de la sociedad desde el periodo novohispano, y que sigue vigente en la actualidad en nuestros pueblos.[9] De ahí que podamos entender cómo la sociedad poblana de mediados del siglo XIX se organizó rápidamente para cooperar para la pronta reconstrucción de sus derruidos recintos religiosos, como el Oratorio, a fin de preservar la dignidad del culto divino.

A manera de conclusión: los sitios militares sobre la Angelópolis en 1856, produjeron diversas consecuencias, entre ellas podemos mencionar los daños irreparables sobre una buena parte del patrimonio novohispano. Dentro de las afectaciones ocasionados por los encuentros armados podemos pensar en la destrucción parcial de las iglesias, como fue el caso de los edificios filipenses de Puebla, que sufrieron la pérdida del campanario y destrozos de la Casa de Ejercicios. Ante este escenario, cabe destacar la capacidad de organización de la sociedad y clérigos para la recolección de limosnas que sirvieran para la reparación de los espacios destinados a las prácticas religiosas. Desde luego, la feligresía oratoriana fue parte de este proceso de recaudación de dinero para reconstruir el templo y Casa de Ejercicios, dado que era importante mantener el ornato del culto divino en el Oratorio.



Fig. 1. Portada del expediente: “Oratorio de N.P.S. Felipe Neri de Puebla. Cuenta general de sus propios, rentas y limosnas, y su inversión por el tesorero que la suscribe, en todo el año de 1857”, exp. 882, caja 7, s/f. Archivo Histórico de San Felipe Neri de Puebla.



Fig. 2. Detalle de los cuenta de cargo, 1857. “Oratorio de N.P.S. Felipe Neri de Puebla. Cuenta general de sus propios, rentas y limosnas, y su inversión por el tesorero que la suscribe, en todo el año de 1857”, exp. 882, caja 7, s/f. Archivo Histórico de San Felipe Neri de Puebla.

 

 



[1] Contreras Cruz, “La gran década…”, p. 257.

[2] Contreras Cruz, et. al., Puebla. Los años…, p. 56. Sobre los efectos de la Ley de Desamortización en la ciudad de Puebla véase la clásica obra de Jan Bazant, Los bienes de la Iglesia en México, 1856-1875, México: El Colegio de México, 2007; Sergio Rosas, “La desamortización de los propios municipales: Puebla (1856-1863), Estudios Jaliscienses, núm. 108, mayo 2017, pp. 17-32.

[3] Antonio Carrión, Historia de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, tomo II, Puebla: Tipografía de las Escuelas Salesianas de Artes y Oficios, 1897, p. 414.

[4] Sergio de la Luz Vergara Berdejo, Cristina Silva Ancón, “Fortificaciones y áreas de defensa en la ciudad de Puebla”, en Carlos Contreras Cruz, et. al., 62 días. El sitio de Puebla, 1863, Puebla, Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla, 2013, p. 85.

[5] Antonio Carrión, Historia de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, tomo II, Puebla: Tipografía de las Escuelas Salesianas de Artes y Oficios, 1897, p. 467.

[6] Ibid. p. 468.

[7] AHOSFNP, “Oratorio de N.P.S. Felipe Neri de Puebla. Cuenta general de sus propios, rentas y limosnas, y su inversión por el tesorero que la suscribe, en todo el año de 1857”, exp. 882, caja 7, s/f. [Este documento se encuentra en proceso de catalogación, razón por la que no se indica su número de folio]. Véase Fig. 1.

[8] Ídem. Véase Fig. 2.

[9] Véase Lidia E. Gómez García, “El mantenimiento del culto divino. Los archivos de fiscales de Santa Inés Zacatelco (siglos XVI-XVIII)”, en Agustín René Solano Andrade e Israel León O’Farril (coords.), Zacatelco, patrimonio y memoria, Puebla: BUAP, 2017, pp. 

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