La vida de San Felipe Neri
¿QUIÉN FUE SAN FELIPE NERI?
Amaranta Cruz Maldonado
San Felipe Neri fue un sacerdote y santo italiano nacido el 21 de julio de 1515 en Florencia, Italia, y fallecido el 25 de mayo de 1595 en Roma. Es conocido como el fundador de la Congregación del Oratorio, un movimiento de vida comunitaria sacerdotal que busca la formación espiritual y el servicio pastoral.
Algunos aspectos destacados de la vida de San Felipe Neri incluyen:
Juventud y Conversión: Neri nació en una familia acomodada y se trasladó a Roma a una edad temprana. Después de una experiencia mística en la que sintió la presencia del Espíritu Santo, dedicó su vida a Dios y se embarcó en una vida de oración y servicio.
Fundación del Oratorio: San Felipe Neri fundó el Oratorio, una comunidad de sacerdotes dedicada a la oración, la predicación y el servicio pastoral. A diferencia de los monasterios tradicionales, los oratorianos no profesaban votos solemnes y no vivían en comunidad cerrada, lo que les permitía una mayor flexibilidad en su servicio a la Iglesia y la comunidad.
Caridad y Servicio: San Felipe Neri fue conocido por su gran caridad y su dedicación a servir a los pobres y necesitados. Organizó obras de caridad, atendió a enfermos y utilizó la música y la alegría para acercar a las personas a la fe.
Espiritualidad y Alegría: La espiritualidad de San Felipe Neri estaba marcada por un enfoque alegre y cercano a la gente. Fomentaba la devoción personal y la participación activa en la vida de la Iglesia.
Canonización: San Felipe Neri fue canonizado como santo por el papa Gregorio XV en 1622. Es conocido como el "Apóstol de Roma" y es patrón de Roma, así como de los comediantes y los humoristas.
La influencia de San Felipe Neri ha perdurado a lo largo de los siglos, y su legado sigue vivo en la Congregación del Oratorio y en la devoción a este santo en la Iglesia Católica.
Quien se hubiera imaginado que en el año 2020 iba a conocerlo tan profundamente, que después de casi cuatro años lo veo a diario al entrar por el templo de la Concordia pidiéndole que siempre me guíe y no pierda mi alegría, mi capacidad de asombro y mi fe.
¡Gracias San Felipe Neri!
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